Messier 57: la nebulosa del Anillo

Messier 57, conocida como la Nebulosa del Anillo, es uno de los objetos más fascinantes del catálogo Messier y un favorito entre los astrónomos aficionados. Situada en la constelación de Lyra esta nebulosa planetaria es un espectáculo visual que combina belleza y un fascinante relato sobre la evolución estelar.

Imagen principal: NASA, ESA and the Hubble Heritage (STScI/AURA)-ESA/Hubble Collaboration

 


 

¿Qué es M57?

M57 es una nebulosa planetaria, formada cuando una estrella similar a nuestro Sol, en las etapas finales de su vida, expulsa sus capas externas tras agotar su combustible nuclear. Lo que queda en el centro es una enana blanca, una estrella extremadamente densa y caliente que ilumina las capas de gas expulsadas, creando un anillo brillante que le da su nombre.

Características principales

  • Tamaño aparente: 1,4 x 1 minutos de arco, lo que la hace pequeña, pero brillante.
  • Magnitud: 8,8
  • Coordenadas: Ascencion recta 18 h 53 m 35 s, declinación +33º 01′ 45″. Es perfecta para observadores del hemisferio norte en verano.
  • Diámetro: 0,9 años luz
  • Edad: Entre 6.000 y 8.000 años
  • Distancia: 2.300 años luz de la Tierra
  • Tipo de objeto: Nebulosa planetaria

 

Curiosidades de M57

La nebulosa planetaria M57, también conocida como la nebulosa del Anillo de Lyra, fue avistada por primera vez en 1779 por Antoine Darquier de Pellepoix. Poco después, Charles Messier la incorporó a su famoso catálogo.

A simple vista o con telescopios pequeños, M57 parece un anillo sencillo en el cielo. Sin embargo, observaciones modernas con instrumentos avanzados como el telescopio espacial Hubble han desvelado una estructura interna asombrosamente compleja. Esta nebulosa exhibe una red intrincada de filamentos de gas, nudos densos y múltiples capas concéntricas. Esta complejidad ofrece a los astrónomos una oportunidad única para estudiar la dinámica de las nebulosas planetarias.

M57 no es solo un espectáculo visual; también nos brinda una visión fascinante del futuro de nuestro propio Sol. Los científicos estiman que, dentro de aproximadamente 5 mil millones de años, nuestra estrella evolucionará hasta convertirse en una nebulosa planetaria muy similar a M57. Estudiar esta nebulosa nos ayuda a comprender los procesos de vida y muerte de las estrellas, incluyendo el eventual destino de nuestro sistema solar.

Imagen de la Nebulosa Anillo por el telescopio espacial Spitzer. NASA/JPL-Caltech/J. Hora (Harvard-Smithsonian CfA)

Observación de M57

La Nebulosa del Anillo (M57) es un verdadero tesoro para los astrónomos aficionados, ofreciendo una vista gratificante incluso con equipos modestos. Su brillo y tamaño compacto la convierten en un objetivo ideal, incluso si hay algo de contaminación lumínica en tu cielo.

¿Cómo ver la Nebulosa del Anillo?

Con un telescopio de 4 pulgadas o más, la Nebulosa del Anillo empieza a revelar su característica forma anular. Verás un centro más oscuro, como un agujero en el cielo, rodeado por un brillante halo de gas ionizado. Si tienes la suerte de contar con un instrumento más potente, podrás apreciar más detalles de la nebulosa planetaria.

Cómo localizar M57 en el cielo

Para encontrar esta joya cósmica, primero busca la constelación de Lyra, fácilmente identificable por su estrella más brillante, Vega.

La Nebulosa del Anillo se sitúa ingeniosamente entre las estrellas Sulafat y Sheliak, que forman parte del distintivo paralelogramo de Lyra. Una app de astronomía o un mapa celeste son herramientas que te serán de gran ayuda para localizarla por primera vez.

Localización de M57 dentro de la constelacion de Lyra.

Consejos

  • Usa un filtro OIII para resaltar los detalles de la nebulosa en telescopios medianos.
  • Observa en noches sin luna y desde un lugar con poca contaminación lumínica para captar mejor los detalles.
  • Si haces astrofotografía, M57 es un objetivo agradecido: con exposiciones largas, puedes captar los colores y la estructura externa de la nebulosa.

 

Estructura y Colores

Aunque parece un simple anillo desde la Tierra, M57 es en realidad una estructura tridimensional compleja, como un cilindro o dona que vemos de frente.

Contiene un anillo principal de gas brillante, un halo exterior más tenue y una enana blanca central que lo ilumina todo. Las observaciones revelan capas concéntricas y nudos, indicando múltiples expulsiones de gas.

Sus colores son clave: el verde vibrante se debe al oxígeno ionizado, mientras que los tonos rojizos (visibles en fotos) provienen del hidrógeno y nitrógeno. Estos colores aparecen cuando la radiación ultravioleta de la enana blanca excita los gases.

 


 

M57 es un ejemplo clásico de nebulosa planetaria, formada cuando una estrella similar a nuestro Sol agota su combustible, expulsa sus capas exteriores y deja atrás una enana blanca. Es una ventana al futuro de nuestro propio Sol, que en unos 5 mil millones de años formará una nebulosa similar. Estudiar M57 nos ayuda a entender la evolución y el destino de las estrellas.

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