Cometas, todo lo que necesitas saber

¿Eres un apasionado de los cometas?

Conocidos como los viajeros helados del cosmos, han fascinado a la humanidad durante siglos. En esta entrada, vamos a desentrañar qué son realmente estos cuerpos celestes, de qué están hechos y algunas curiosidades esenciales que necesitas saber sobre ellos.

 


¿Que es un cometa?

Es un objeto celeste compuesto principalmente por hielo (de agua, metano y amoníaco), polvo, rocas y gases congelados, a los que se les suele llamar “bolas de nieve sucias” debido a esta mezcla.

Orbitan alrededor del Sol en trayectorias elípticas, y cuando se acercan a él, el calor hace que el hielo se sublime, formando una coma (una atmósfera difusa) y una cola visible de gas y polvo que puede extenderse millones de kilómetros.

Originados en las regiones frías y lejanas del sistema solar, como la Nube de Oort o el Cinturón de Kuiper, los cometas son como cápsulas del tiempo que nos dan pistas sobre los orígenes de nuestro vecindario cósmico.

Anatomía de un cometa

Núcleo: Es el corazón del cometa, una masa sólida y compacta hecha de hielo (agua, metano, amoníaco), polvo, rocas y materiales orgánicos. Su tamaño suele variar entre unos pocos metros y kilómetros de diámetro (generalmente de 1 a 50 km). Es oscuro, con una superficie irregular, y constituye la parte permanente del cometa.

Diagrama de un cometa que muestra el rastro de polvo, la cola de polvo y la cola de gas iónico formada por el viento solar. Crédito: NASA Ames Research Center/K. Jobse, P. Jenniskens

Coma: Cuando el cometa se aproxima al Sol, el calor hace que los hielos del núcleo se sublimen (pasen de sólido a gas), formando una nube difusa de gas y polvo alrededor del núcleo. Esta “atmósfera” temporal se llama coma y puede extenderse cientos de miles de kilómetros. Es lo que le da al cometa un aspecto borroso en el cielo.

Cola: Uno de los rasgos más icónicos. Hay dos tipos principales:

  1. Cola de polvo: Formada por partículas sólidas liberadas del núcleo, refleja la luz solar y suele verse blanca o amarillenta. Tiene una forma curvada debido a la órbita del cometa y la presión del viento solar.
  2. Cola de iones (o de gas): Compuesta por gases ionizados que brillan por la interacción con el viento solar. Es más recta, suele ser azulada y siempre apunta en dirección opuesta al Sol por la acción de las partículas solares.

Las colas pueden extenderse millones de kilómetros, aunque su densidad es muy baja.

Anticola: A diferencia de las colas principales (de polvo y de iones) que siempre apuntan en dirección opuesta al Sol debido al viento solar, la anticola parece apuntar hacia el Sol. En realidad, no es una cola distinta que emane del núcleo, sino un efecto óptico. Está formada por partículas de polvo más grandes y pesadas que se desprenden del cometa y quedan rezagadas en su órbita. Desde ciertos ángulos terrestres, cuando miramos al cometa, estas partículas se alinean de tal manera que parece que hay una “cola” dirigida al Sol. Es más visible en cometas con alta producción de polvo y depende de nuestra perspectiva desde la Tierra.

Envoltura de hidrógeno: Una capa invisible a simple vista, detectada solo con instrumentos especiales. Está formada por hidrógeno liberado del agua al descomponerse por la radiación solar y puede ser enorme, pues puede extenderse hasta 10 millones de kilómetros

 

Cometa Halley capturado por: ESO’s very own Wide Field Camera. Crédito: ESO

¿Que tipos de cometas existen?

Los cometas se clasifican principalmente según sus órbitas y períodos, lo que nos da una idea de su origen y comportamiento.

Cometas de período corto (o periódicos):
Tienen órbitas elípticas con períodos menores a 200 años. Vuelven a pasar cerca del Sol con cierta regularidad y provienen principalmente del Cinturón de Kuiper, una región más allá de Neptuno.

Ejemplo: El cometa Halley, con un período de unos 76 años, es el más famoso de este tipo.

Subtipo: Algunos son influenciados por la gravedad de Júpiter, por lo que también se les llama “familia de Júpiter” (períodos de 3 a 20 años).

Cometas de período largo:
Sus órbitas son mucho más extensas, con períodos que superan los 200 años, a veces miles o millones de años. Sus trayectorias son muy elípticas o incluso parabólicas. Se cree que vienen de la Nube de Oort, una esfera hipotética de objetos helados que rodea el sistema solar a gran distancia.

Ejemplo: El cometa Hale-Bopp, visto en 1997, tiene un período estimado de unos 2.500 años.

Cometas no periódicos:
No tienen órbitas cerradas (elípticas), sino que siguen trayectorias hiperbólicas o parabólicas. Esto significa que pasan por el sistema solar una sola vez y luego se pierden en el espacio interestelar. Pueden venir de la Nube de Oort o incluso ser visitantes de fuera de nuestro sistema solar.

Ejemplo: El cometa C/2019 Q4 (Borisov), identificado como interestelar.

Cometas rozadores del Sol (sungrazers):
Son cometas que pasan extremadamente cerca del Sol (a veces a solo miles de kilómetros de su superficie), lo que puede hacer que se desintegren o se vuelvan muy brillantes. Muchos pertenecen a la familia Kreutz, fragmentos de un cometa mayor que se rompió hace siglos.

Ejemplo: El cometa Ikeya-Seki (1965), uno de los más brillantes observados.

Cometas extintos:
Son cometas que han perdido todo su material volátil (hielos) tras múltiples pasos cerca del Sol, quedando solo un núcleo rocoso inactivo que ya no forma coma ni cola. Se parecen a asteroides y a veces se confunden con ellos.

Ejemplo: El objeto 7968 Elst-Pizarro, que tiene características de cometa y asteroide.

 

C/2023 A3 Tsuchinshan-Atlas fotografiado por nosotros

¿De donde vienen los cometas?

Los cometas provienen de dos regiones principales en los confines de nuestro sistema solar.

El Cinturón de Kuiper:
Esta región en forma de disco se encuentra más allá de la órbita de Neptuno y contiene una gran cantidad de cuerpos helados, restos de la formación del sistema solar. Los cometas que se originan aquí tienden a tener períodos orbitales más cortos, es decir, regresan al sistema solar interior con relativa frecuencia.

La Nube de Oort:
Esta es una esfera gigante de cuerpos helados que rodea todo el sistema solar, mucho más allá del Cinturón de Kuiper y se cree que contiene billones de cometas. Los cometas de la Nube de Oort tienen períodos orbitales muy largos, algunos tardan millones de años en completar una órbita alrededor del Sol.

En resumen, los cometas son restos helados de la formación de nuestro sistema solar, que residen en las regiones más frías y lejanas, esperando ser perturbados y enviados en un viaje hacia el Sol.

 

Lluvia de meteoros y sus cometas

Perseidas:
Cometa asociado: 109P/Swift-Tuttle (un cometa de período corto, con unos 133 años).

Cuándo ocurre: Alcanza su pico alrededor del 12-13 de agosto.

Detalles: Es una de las lluvias más espectaculares, con hasta 60-100 meteoros por hora. El cometa Swift-Tuttle dejó un rastro denso de partículas que la Tierra cruza cada año.

Leonidas:
Cometa asociado: 55P/Tempel-Tuttle (período de unos 33 años).

Cuándo ocurre: Pico alrededor del 17-18 de noviembre.

Detalles: Conocida por tormentas ocasionales de meteoros (hasta miles por hora), como en 1833 o 1966, cuando el cometa pasa cerca del Sol y deja más escombros frescos.

Oriónidas:
Cometa asociado: 1P/Halley (período de 76 años).

Cuándo ocurre: Pico cerca del 21-22 de octubre.

Detalles: Produce unos 20-30 meteoros por hora, rápidos y a veces con estelas brillantes, gracias al polvo del famoso cometa Halley.

Gemínidas:
Cometa asociado: No es un cometa típico, sino el objeto 3200 Phaethon, considerado un “cometa extinto” o asteroide con actividad cometaria.

Cuándo ocurre: Pico alrededor del 13-14 de diciembre.

Detalles: Una de las lluvias más intensas (hasta 120 meteoros por hora), con partículas más densas que sugieren un origen cometario agotado.

Cuadrántidas:
Cometa asociado: 2003 EH1, probablemente un cometa extinto.

Cuándo ocurre: Pico entre el 3-4 de enero.

Detalles: Breve pero intensa (hasta 100 meteoros por hora), vinculada a un objeto que pudo ser un cometa activo hace siglos.

 

Impacto del cometa Shoemaker-Levy 9

Imágenes del impacto de uno de los fragmentos del cometa P/Shoemaker-Levy 9 obtenidas con el Telescopio Carlos Sánchez, del Observatorio del Teide (Tenerife). Crédito: IAC.

El impacto del cometa Shoemaker-Levy 9 (SL9) en Júpiter, ocurrido entre el 16 y el 22 de julio de 1994, fue un evento astronómico histórico, ya que fue la primera vez que se observó directamente una colisión entre dos cuerpos del sistema solar. Este cometa, fue descubierto el 24 de marzo de 1993 por Carolyn y Eugene Shoemaker y David Levy, de ahí su nombre.

Tras fragmentarse en más de 20 pedazos, dejó cicatrices visibles y plumas de hasta 3.000 km de altura. Liberó una energía colosal, equivalente a 400.000 bombas atómicas de Hiroshima, y permitió estudiar la atmósfera y composición de Júpiter.

Este impacto nos hizo ver el destacado papel protector de Júpiter y motivó a la vigilancia de objetos cercanos a la Tierra. Las cicatrices se desvanecieron en meses, pero sus efectos químicos y el interés científico perduran.

 

 

 

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yO Migue

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