
Cúmulo globular Terzan 5
Muchos disfrutan buscando las brillantes Perseidas o la majestuosa Vía Láctea, pero el universo guarda tesoros más discretos, joyas que, aunque difíciles de ver, cuentan historias fascinantes sobre el origen de nuestra propia galaxia. Uno de esos tesoros es el cúmulo globular Terzan 5.
Que es Terzan 5
Descubierto por el astrónomo turco-francés Agop Terzan en los años 60, Terzan 5 no es un cúmulo globular típico.
Los cúmulos globulares son enormes esferas compuestas por cientos de miles de estrellas, tan antiguas como el cosmos, que giran alrededor del núcleo de una galaxia.
Sin embargo, Terzan 5 es distinto. Está escondido en el bulbo central de la Vía Láctea, una zona densa repleta de polvo que bloquea la mayor parte de su luz, lo que lo hace extremadamente difícil de detectar, incluso desde los cielos más cristalinos del mundo.
Lo que hace especial a Terzan 5 no es su resplandor, sino su estructura. A diferencia de la mayoría de los cúmulos globulares, que poseen estrellas de una sola edad, Terzan 5 contiene al menos dos grupos estelares con edades y composiciones químicas muy diferentes.
Algunas de sus estrellas son extremadamente antiguas, con más de 12 mil millones de años (casi la edad del universo), mientras que otras son “jóvenes”, con aproximadamente 4.5 mil millones de años.

Terzán 5 | Crédito: NASA/ESA/Hubble/F. Ferraro
Terzan 5, un fósil cósmico
Esta diferencia de edades ha conducido a los astrónomos a una sorprendente deducción:
Terzan 5 podría ser un “fósil cósmico” o el vestigio de uno de los componentes primigenios que se unieron para dar forma al bulbo central de la Vía Láctea en sus inicios.
En vez de ser un simple cúmulo globular, se piensa que Terzan 5 es el núcleo superviviente de una galaxia enana o un fragmento de materia oscura que nuestra Vía Láctea absorbió hace miles de millones de años.
Funciona como una cápsula del tiempo estelar, que conserva en su interior las marcas de eventos clave en la formación de nuestra galaxia. Analizarlo nos permite asomarnos al pasado remoto y entender mejor cómo la Vía Láctea evolucionó desde un conjunto de estructuras menores hasta la imponente espiral que observamos hoy.
Cŕedito del vídeo: Crédito: Crédito: Nick Risinger (skysurvey.org)/DSS/Hubble. | Música: Johan B. Monell
Estas son las características físicas de Terzan 5:
Distancia: Se encuentra a unos 25.000 años luz de distancia de la Tierra, en la constelación de Sagitario, justo en la dirección del centro galáctico, a unos 5000 años luz de su centro.
Tamaño: A pesar de la cantidad de estrellas que contiene, es relativamente compacto, con un radio de casi 3 años luz. Esto significa que sus estrellas están muy cercanas entre sí, mucho más de lo que estamos acostumbrados a ver en otros cúmulos globulares.
Masa: Se estima en 2 millones de veces la masa de nuestro Sol.
Población estelar: Aunque es muy difícil determinar la cantidad debido a la opacidad del polvo estelar, alberga cientos de miles de estrellas, incluyendo estrellas de neutrones y púlsares.
¿Por qué Terzan 5 es tan especial?
Aparte de albergar dos poblaciones de estrellas y ser un buen candidato que nos ayuda a obtener información de los orígenes y la formación de nuestra vía láctea, en su interior aguardan púlsares, estrellas de neutrones y fuentes de rayos x.
Terzan 5 es conocido por ser un verdadero “nido” de púlsares, con más de 30 detectados hasta la fecha, lo que lo convierte en uno de los cúmulos globulares con mayor densidad de estos objetos en la Vía Láctea.
Entre ellos se encuentran algunos de los púlsares más rápidos de la galaxia, conocidos como púlsares de milisegundos, que giran a velocidades asombrosas de cientos de veces por segundo.
Los púlsares son estrellas de neutrones, los restos ultradensos de estrellas masivas que han colapsado tras una supernova, que rotan rápidamente y emiten haces de radiación electromagnética, actuando como faros cósmicos que podemos detectar.
De entre ellos, destaca especialmente PSR J1748−2446ad.
Descubierto en 2004 por Jason W. T. Hessels, es el púlsar más rápido conocido hasta ahora, girando a una asombrosa velocidad de 716 veces por segundo (716 Hz), o lo que es lo mismo, 42.960 revoluciones por minuto.

Localización de PSR J1748-2446ad. Crédito: Zellfaze, CC0, via Wikimedia Commons
Además, Terzan 5 es una fuente notable de emisiones de rayos X, muchas de las cuales provienen de sistemas binarios exóticos.
En estos sistemas, una estrella de neutrones captura material de una estrella compañera cercana. Este material robado forma un disco de acreción alrededor del objeto compacto, donde el gas se calienta a temperaturas extremas de millones de grados, emitiendo intensos rayos X.
Su alta densidad estelar favorece la formación de estos sistemas binarios, ya que las interacciones gravitacionales entre estrellas pueden generar pares estrechos que evolucionan hacia estas configuraciones.
Estudios recientes con telescopios han revelado que alberga decenas de fuentes de rayos X, lo que lo convierte en un laboratorio natural para investigar la física de objetos compactos y las condiciones extremas del bulbo galáctico.
Por lo tanto, aunque observar Terzan 5 directamente es un reto casi imposible debido al polvo que lo oculta en el bulbo galáctico, su existencia y lo que nos enseña son un testimonio fascinante de los enigmas que aún guarda el cosmos.
Mientras contemplamos las noches estrelladas, pensar que una reliquia cósmica de la infancia de nuestra galaxia está tan cerca, pero tan bien escondida, y que actúa como un laboratorio natural de púlsares y fuentes de rayos X, despierta una profunda admiración por el cielo nocturno.
Así que, la próxima vez que alces la vista hacia la Vía Láctea, recuerda que en el corazón denso de nuestra galaxia yace un testigo silencioso de los orígenes caóticos de la Vía Láctea.
La astronomía no solo nos invita a observar, sino a desentrañar las extraordinarias historias que las estrellas y sus reliquias cósmicas nos susurran a través del tiempo.